Tradicionalmente, la animación se ha asimilado a un género para niños pequeños, ya que en la mayoría de ocasiones esos dibujos tienen como público objetivo el infantil. Todos hemos crecido con esas historietas animadas en la televisión, y guardamos muy buenos recuerdos de nuestros programas favoritos de aquella época. Sin embargo, no todos los dibujos animados son apropiados para niños. La animación para adultos tiene ya un largo recorrido de décadas, y está convirtiéndose en un fenómeno espectacular en los últimos tiempos. Series como Los Simpsons ya abrieron el camino, y otras como South Park, Padre de Familia o BoJack Horseman han confirmado que los dibujos no son solo cosa de niños, y que hay una gran nicho en la animación para adultos.
Incluso cuando los dibujos vienen de una productora que usualmente realiza películas para el público infantil, uno no debe dar por sentado absolutamente nada. En Japón, por ejemplo, se estrenó en 1988 una devastadora película llamada La Tumba de las Luciérnagas, que a pesar de su estilo de dibujo amable, muy de la época en Japón, tenía detrás una historia absolutamente demoledora que desde luego, no era precisamente apta para niños, a pesar de estar protagonizada por un par de ellos. La película se convirtió en un film de culto y ha ido estrenándose en todo el mundo en estas últimas dos décadas, hasta ser considerada como una de las mejores películas antibelicistas de la historia. Detrás está Studio Ghibli, que posteriormente lanzarían otros filmes de mucho éxito como El Viaje de Chihiro o la Princesa Mononoke, mucho más luminosos.
De dónde surge esta idea
La película es el tercer film de Studio Ghibli y el primero del director Isao Takahata con esta productora. Fue el propio director quien creó el guion para la película, basándose en un relato corto que Akiyuki Nosaka había publicado dos décadas antes. El propio autor del relato asegura que en ese tiempo le propusieron muchas veces llevar la novela a la pantalla, y sin embargo, él entendía que aquello sería imposible, por la complejidad de los personas y el propio escenario donde tienen lugar los hechos, el Japón destrozado por la guerra. Sin embargo, al ver los guiones gráficos de la propuesta de Takhata, Nosaka entendió que si había alguna forma de adaptar la novela, debía ser a través de animación, y dio su beneplácito para que la película se hiciera.
Una demoledora historia inspirada en hechos reales
Desde luego, la historia de la película no es apta para sensibles. Nos centramos en dos hermanos japoneses, Seita y Setsuko, él de catorce años y la pequeña de tan solo cinco. Tras sufrir un ataque aéreo por parte del Ejército Norteamericano en 1945, los hermanos pierden a su madre y se van a vivir a casa de su tía, que los desprecia continuamente. Esto provoca que decidan marcharse de ese hogar y buscarse la vida por su cuenta, algo que desde luego, no es nada fácil en ese tiempo, ya que la comida escasea y pronto ambos empezarán a sufrir de desnutrición. Lejos de mejorar, parece que las cosas solo van a ir a peor, y la situación se recrudece mucho más, siendo el espectador testigo “privilegiado” de todo ello a través de escenas muy explícitas.
Producción de la cinta
Tras realizar los primeros guiones y storyboards, Takahata logró convencer a Nasoko sobre la adaptación de su novela. El escritor entendió que era la única forma de poder mostrar todo tal cuál él lo había imaginado, y por eso dio su beneplácito, para que la cinta se hiciera. Takahata se sintió fascinado por la personalidad de Seita, comparándola con la suya propia durante sus catorce años, y se propuso mostrar a los jóvenes japoneses de aquella época los estragos que sus abuelos habían tenido que sufrir en su momento, a causa de la Segunda Guerra Mundial. El personaje de Setsuko fue aún más complicado de perfilar, según el propio director, ya que era como tratar con una niña real de cinco años, y a veces a esa edad los niños pueden ser demasiado egocéntricos y perder de vista la realidad que tienen alrededor.
La producción se llevó a cabo durante un par de años hasta el estreno en Japón en 1988. La película fue auspiciada por el entonces emergente Studio Ghibli, que ya había estrenado poco antes películas como Nausicaa y el Valle del Viento, una producción que sobrecogió a todos por su espléndida capacidad visual y su historia. Si bien es cierto que La Tumba de las Luciérnagas tiene poco que ver con esa luminosidad que presentan la mayoría de películas posteriores del estudio, ha quedado como una de las más importantes gracias a que ha roto barreras a la hora de que los adultos consideren una película de animación de la misma forma que una de acción real, por su historia y sus personajes, que en esta adaptación brillan absolutamente con luz propia, como no podía ser de otra manera.
Recepción y reconocimientos
La película se convirtió en un modesto éxito en Japón, pero llamó mucho la atención fuera de sus fronteras, consiguiendo méritos en diferentes festivales alrededor del mundo. Gente como Roger Erbert, seguramente el crítico más popular de cine de toda la historia, puso el filme a la altura de otros grandísimos proyectos antibelicistas, y la película es considerada como una de las más desgarradoras y lacrimógenas, por todo el calvario que los hermanos tienen que pasar durante el metraje. Usualmente es comparada con La Lista de Schidler, de Steven Spielberg, aunque esta película es, de hecho, posterior al filme japonés.